Al llegar al estado de Colima sobresalen, a la distancia, dos imponentes volcanes: el de Fuego y el Nevado. Los dos fueron bautizados por la Iglesia Católica como Francisco Arenas y Rafael Nieves, respectivamente.

Se comenta que en la gran erupción de 1913 todas las comunidades alrededor del volcán ya estaban desesperadas porque había mucha contaminación proveniente del Volcán de Fuego. “Era tanta la ceniza que caía que resultaba difícil hasta respirar; al ganado se le quemaban los cascos al caminar, las plantaciones se echaron a perder y no se podía estar sin usar tapabocas para cuidar la salud y no respirar las cenizas”, comenta Pedro Virgen Elizondo, creador de la marca de café de altura “Pancho Arenas”.

Dice que tras investigar en los archivos el nombre de los volcanes se enteró que ante las constantes erupciones la población se encontraba desesperada. Decidieron ir a la Iglesia Católica para pedirle al Obispo que hiciera algo para que el Volcán de Fuego dejara de emitir erupciones. El Obispo, a su vez, consultó con unos franciscanos para que le orientaran sobre qué es lo que se podía hacer. Le recomendaron que los bautizara.

Así fue y, en agradecimiento a los franciscanos, bautizó al volcán de Fuego con el nombre de Francisco Arenas, (Francisco, por San Francisco de Asís y Arenas por su cuerpo terrenal), y al Nevado como Rafael Nieves, (por el arcángel y nieves porque se cube de nieve en invierno). Una vez realizada la ceremonia católica, el área volvió a la calma, inexplicablemente.

Otra historia que se teje es la de la esposa del dueño de la Hacienda las Amarillas quien, en esa misma erupción de 1913, le pidió a San Antonio que la lava no llegara a sus tierras y que si lograba detenerlo o desviar la lava le pondría su nombre: Hacienda de San Antonio como ahora se le conoce y que fue comprada por Sir James Goldsmith o Sir Jimmy como le dicen familiarmente al inglés que se casó con la hija de los dueños.

Sir Jimmy construyó un hotel boutique en el casco de la hacienda, le dio vida al Rancho Jabalí, con ganado y animales que viven en grandes extensiones que permite realizar safaris particulares. Además, plantó grandes extensiones de café y huertas, todo orgánico.

Pedro Virgen es la cuarta generación de los que fueron dueños de esa hacienda. “Era el café preferido de Hitler, mandaban a Europa todo el café y cuando llega la expropiación se termina con la época dorada de la Hacienda, sobre todo la actividad del café”, acota Pedro quien ahora se dedica, entre otras actividades, a elaborar un delicioso y aromático café de altura.

Pedro siembra en barrancas de rico suelo fertilizado por las fantásticas exhalaciones volcánicas que cobijan con minerales la semilla del café que siembra. Los cafetales crecen bajo el resguardo del inquieto y coloso que engalana los místicos paisajes.

Así, la marca Pancho Arenas surge bajo la inspiración de Francisco Arenas y es un café hecho con granos 100 por ciento maduros, despulpados, fermentados, lavados y secados. Es un producto natural, libre de fertilizantes químicos que le dan un sabor sencillamente magnífico que le da la altura de mil 600 metros sobre el nivel del mar.

Fuente: Passpartout

Autor: Susana Vega López